Prólogo Aritz Recalde
"Nación, Fuerzas armadas y dependencia" Juan Godoy
Las cuestiones de las Fuerzas Armadas y de la Defensa Nacional tienen escasa agenda pública. No suele tocarse el tema entre la dirigencia partidaria y no es habitual que se lo investigue en el ámbito universitario. En no pocos casos, entre las clases medias y los académicos, existe lo que Juan Godoy denomina como “anti-militarismo abstracto”, que dificulta cualquier tipo de abordaje de la cuestión o que directamente conduce a interpretaciones simplistas y erróneas.
Hay al menos tres aspectos que obstaculizan la posibilidad de que el país disponga de Fuerzas Armadas y de una política de Defensa Nacional. En primer lugar, la actual visión negativa sobre el mundo militar encuentra fundamento en el rol jugado por los grupos castrenses en los golpes de Estado de 1955, de 1966 y, especialmente, en la dictadura de 1976 que derrocó a Isabel Martínez de Perón, con el objetivo de impedir la Revolución Justicialista. Las Fuerzas Armadas aplicaron un sangriento método represivo y un plan económico que destruyó la industria nacional. La Junta que asumió el mando el 24 de marzo fue el brazo operador de los intereses de un grupo reducido de factores de poder económico y político, internos y extranjeros, y su finalidad esencial fue desandar la revolución nacionalista iniciada, también por militares, en 1943. El golpe de 1976 ofició como una respuesta, por parte de las clases dirigentes, al 17 de octubre de 1945. Ese desencuentro entre las Fuerzas Armadas y el pueblo generó un trauma en la sociedad argentina que aún no fue superado.
Tal cual puntualiza Juan Godoy, el segundo elemento que impide que tengamos Fuerzas Armadas y una política de Defensa Nacional, es el proceso de desmalvinización iniciado desde 1983. La recuperación de las islas es una causa nacional y latinoamericana y no fue una casualidad que la declaración de guerra de 1982 haya movilizado al pueblo a llenar la Plaza de Mayo. En las calles se expresó un sentimiento de afirmación territorial y de legítima hostilidad al ocupante colonial. Tampoco fue casualidad que varios gobiernos de Sudamérica se hayan ofrecido solidariamente a combatir al Imperio Británico. El desenvolvimiento de la Guerra y la férrea resistencia de nuestros soldados frente a Inglaterra y a la OTAN demostraron que los argentinos no somos empanadas que se comen de un solo bocado. Los hechos de 1982 convencieron a los EUA y a Inglaterra de que era necesario destruir las Fuerzas Armadas argentinas que, en otros contextos, habían sido aliadas. Además, ambas potencias implementaron una campaña psicológica de negación del sentimiento malvinero, con el fin de debilitar la conciencia nacional, territorial y antiimperialista. El resultado del proceso fue el deterioro de la cultura y de la identidad del país, auspiciando la pasividad política frente al saqueo aplicado en los años ochenta y noventa. En 1982 los soldados resistieron patrióticamente al Imperio, y desde 1983 los políticos argentinos les han entregado a los ingleses y a los norteamericanos, sin prácticamente resistencia, los recursos naturales, las empresas públicas, la soberanía sobre el Océano Atlántico y la organización militar interna.
El tercer aspecto que dificulta que tengamos una política de defensa, se relaciona a la situación estructural de dependencia argentina. El país atraviesa un ciclo histórico de decadencia caracterizado por la destrucción del tejido industrial y por la extranjerización y concentración del aparato productivo. Aunque suene increíble, actualmente tenemos prácticamente el mismo PBI del año 1974. El resultante del fracaso económico argentino es la insectificación social y desde los años ochenta el país arrastra una pobreza estructural del 35% y actualmente, como en 2001, castiga al 50% de la población. Al carecer de independencia económica, no tenemos soberanía política. En la división internacional del trabajo, la Argentina asume el rol de exportar alimentos y de ser una plaza para la especulación financiera foránea. El país no tiene el derecho a formular una política nacional de desarrollo y menos aún de Defensa Nacional: de esto se encargan por nosotros los EUA, Inglaterra y un grupo pequeño de naciones y de corporaciones extranjeras.
El documentado, novedoso y logrado libro de Juan Godoy “Nación, Fuerzas Armadas y Dependencia. La defensa nacional y la emergencia de una conciencia industrial en la Revista Militar desde la creación de YPF (1922) al 17 de Octubre de 1945”, demuestra que la acción del colonialismo cultural extranjero tiene límites y que hay intelectuales dispuestos a no subordinarse al orden impuesto por el pensamiento único mundial y por la mediocridad de la partidocracia interna.
El libro de Juan Godoy es el resultado de su tesis doctoral que aprobó con las máximas distinciones académicas y con recomendación de publicación. “Nación, Fuerzas Armadas y Dependencia” es una muestra de que pueden articularse sin contradicciones la rigurosidad documental y teórica y la vocación nacional en la perspectiva de los problemas.
El libro analiza la Revista Militar editada por el Círculo Militar desde el año 1900. El recorte temporal transcurre desde la creación de YPF en 1922, hasta el ascenso del peronismo en el año 1945. El trabajo reconstruye la forma en la cual los pensadores de las Fuerzas Armadas estudiaron e interpretaron la economía argentina y, centralmente, el rol jugado por la industria en la organización nacional. La investigación muestra cómo se forjó entre los militares la conciencia de que la industrialización es una etapa central para alcanzar la soberanía y la Defensa Nacional.
Con categorías de Ramón Doll, Hernández Arregui, Jauretche, Ortiz Pereyra, Scalabrini Ortiz, Muraro y Fermín Chávez, Godoy analizó las funciones del periodismo y de las Revistas que son objeto de la investigación. Concluyó que “la prensa escrita, puede actuar (como cualquier otro instrumento cultural), en función de la colonización pedagógica o por el contrario contribuyendo a la ruptura de la misma, en forma de descolonización pedagógica”. La Revista Militar se incluyó en este segundo universo.
“Nación, Fuerzas Armadas y Dependencia” introduce una conceptualización sobre el rol de los militares en los países “semi coloniales” y hace un minucioso recorrido histórico sobre su formación y su desenvolvimiento en el país. Con este objetivo, el libro utiliza los aportes teóricos y las categorías de Abelardo Ramos, Raúl Scalabrini Ortiz, Arturo Jauretche, Fabián Brown, Lucio Cernadas, Norberto Galasso, Norberto Ceresole, Juan José Hernández Arregui, Miguel Ángel Scenna, Enrique Guglialmelli, Manuel Ugarte y Marcelo Gullo, entre otros.
Con una prolífera fuente de archivos y con un sólido marco teórico el libro documenta los orígenes de la institución militar en nuestro país. Godoy puntualizó que el 29 de mayo de 1810 se organizó el Ejército Nacional, anteriormente fogueado en la invasiones inglesas de 1806 y que luego será el brazo armado de la revolución americana con José de San Martín. Tal cual plantea el libro, superada la Independencia, muchos de esos militares se verán inmiscuidos en la política interna y regional. Algunos combatirán contra el Imperio del Brasil para defender la soberanía territorial sobre las costas del Uruguay; otros intervendrán en las batallas interprovinciales y en las disputas de unitarios y federales, y serán a la vez soldados, gobernadores, fundadores de pueblos, escuelas y de guarniciones castrenses.
Juan Godoy documentó la forma por la cual las Fuerzas Armadas fueron adquiriendo mayores grados de institucionalización. La apertura del Colegio Militar de la Nación por Sarmiento contribuyó a ese proceso. Será Julio Argentino Roca el gran reformador del mundo militar, al reorganizar el Ministerio de Guerra y separándolo del de Marina, con la fundación del Hospital Militar y la creación el Estado Mayor General, entre otras cuestiones. Una de las medidas más trascendentes de la etapa, fue la instalación del Servicio militar obligatorio por parte de Pablo Riccheri. La medida contribuyó a la nacionalización cultural del inmigrante y a la formación de la conciencia argentina entre los conscriptos y los mandos castrenses, que se empaparon de la realidad social. La generación militar de Roca fue gran protagonista de la construcción de las bases territoriales, culturales e institucionales del país.
En “Nación, Fuerzas Armadas y Dependencia” se destaca que, si bien el mundo militar tendió a la profesionalización, eso no impidió que sus miembros siguieran interviniendo en la actividad política interna, tal cual se verá claramente en el golpe de Estado de 1930. A partir de la Revolución de 1943, las Fuerzas Armadas iniciaron un camino de articulación con el movimiento obrero, con la Iglesia y con el empresariado nacional, fundando las bases del nacionalismo popular industrialista y antiimperialista. Este nuevo pacto histórico, construido magistralmente por Juan Perón, generó las condiciones de posibilidad para edificar la segunda independencia nacional que, como bien planteó Enrique Gugliarmelli, es la del desarrollo integral del país. Los militares intervinieron en la formulación y en la implementación de los Planes Quinquenales que proyectaron la Argentina industrial, soberana y con justicia social.
El libro analizó minuciosamente como las Fuerzas Armadas formularon una agenda integral para el desarrollo argentino. Los militares crearon instituciones educativas y científicas y capacitaron a miles de los cuadros técnicos y de los ingenieros que proyectaron y que construyeron la infraestructura del país y que sentaron las bases de la Argentina moderna e industrializada. El libro redescubre y recupera el ideario los pensadores militares que fueron artífices de grandes transformaciones: analiza la obra de Enrique Mosconi, que fue el ideólogo e impulsor de YPF; describe el ideario y las acciones de Manuel Savio, que dirigió Fabricaciones Militares e impulsó la siderurgia en el país; analiza los escritos de Alonso Baldrich, quién bregó por la unión latinoamericana y por la nacionalización del petróleo. El libro incluye además un apartado sobre la noción de la Defensa Nacional de Juan Perón. “Nación, Fuerzas Armadas y Dependencia” tiene la gran virtud de recuperar el ideario y la obra de autores desconocidos u olvidados en la Academia y en los círculos militares como son Jorge Crespo, Raúl Barrera, Juan Cernadas, Jorge Giovaneli, Salvador Guevara, Ricardo Marambio, Carlos Martínez, Aníbal Montes, Juan Ignacio San Martín, José María Sarobe y Luis Vicat, entre otros.
El libro examina pormenorizadamente como la Revista Militar analizó la política internacional en el contexto de la Primera Guerra Mundial. La investigación recupera las caracterizaciones de la geopolítica regional y muestra cómo fue surgiendo entre los militares una conciencia de la centralidad de la unidad sudamericana. La investigación describe las opiniones de los pensadores militares sobre el rol del Estado, de la industria, de la función de las inversiones extranjeras, de los recursos naturales y de los servicios públicos, entre otros temas. En la Revista se analiza el problema de la cultura y de la identidad nacional, de la educación y de la ciencia desde una perspectiva estratégica para la soberanía. “Nación, Fuerzas Armadas y Dependencia” demuestra la conciencia que varios militares tenían sobre los problemas sociales argentinos y sudamericanos. Muchos de estos temas aparecerán con fuerza en la Revolución Justicialista, que llevará al plano de la realidad efectiva varias de las inquietudes y de las propuestas de la Revista Militar.
Para bien y para mal, con aciertos y con errores, les debemos mucho a los militares. Roca y Perón son los dos grandes fundadores de los proyectos nacionales del siglo XX: el primero sentó las bases del liberalismo agroexportador y el segundo creó el nacionalismo popular industrialista. Ambos actores se apoyaron en el partido militar que les aportó visión estratégica de largo plazo, un programa de desarrollo nacional y una efectiva capacidad de decisión política y de resolución institucional.
Muchos de los temas de la Revista Militar siguen siendo totalmente actuales. El país carece de un proyecto orgánico e integral para las Fuerzas Armadas y adolece de una política de Defensa Nacional. Ésta última falencia es grave ya que la Argentina está ocupada por el colonialismo británico asentado en las Malvinas y en las próximas décadas nos veremos inmersos en la dura confrontación mundial por la Antártida y sus recursos naturales.
Hace décadas que nuestro país está sumergido en una crisis económica, política, social y también de identidad nacional. Los Partidos Políticos no ven más allá del corto plazo y funcionan más como una clase que vende el aparato electoral a las corporaciones, que como una dirigencia con una perspectiva estratégica sobre el desarrollo. En este contexto, “Nación, Fuerzas Armadas y Dependencia” no es un libro de historia, sino más bien un programa para refundar el presente y proyectar el futuro, y nos recuerda que no hay soberanía nacional sin industrialización y que ambas cuestiones requieren de unas Fuerzas Armadas con vocación soberana, sudamericana, popular y antimperialista.