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Joaquín Lenzina (Ansina): lealtad al Protector de los Pueblos Libres, y a la causa por la emancipación

Por Juan Godoy

Joaquín Lenzina, más conocido como “el negro” Ansina, nació en una estancia de la Banda Oriental el 20 de marzo de 1760. Siendo él un niño, su padre es vendido como esclavo. Así el pequeño trabaja como peón-esclavo en una estancia. En esos años aprende a tocar la guitarra, cantar, y a tocar el arpa.

Embarcado en un barco ballenero (que iba a las Islas Malvinas), es vendido por piratas en las plantaciones de caña de azúcar de la zona de San Pablo. Allí participa de los movimientos de resistencia de los esclavos. Estos continuaban la lucha emprendida por el Rey Ganga-Zumba, primer jefe del denominado “Quilombo de Palmares”, y del legendario Zumbí. En 1795 Ansina es vendido nuevamente, esta vez en las Misiones Orientales, y quiso el destino que el comprador sea José Gervasio Artigas, quien le otorga rápidamente la libertad. Él mismo lo relata: “Cuando chico me dijeron:/Eres hijo de Lenzina./A tu padre lo vendieron/¡Así que a la cocina!”, y en otro recuerda “De las costas del Brasil/Pasé a las Misiones,/Vendido como marfil,/¡Qué miserias! ¡qué traiciones!(…) ¡Con tal que me sigas/Te haré libre de verdad!/.Así me dijo Artigas-/¡Amarás la libertad!”.

Hacia 1803 actúa en el batallón de Pardos Libertos de Montevideo, y en 1806-1807 cuando las invasiones británicas al Rio de la Plata, participa de las resistencias a los colonialistas británicos. Afirma en un verso: “Pronto supimos los orientales,/del desembarco inglés en la otra Banda./Frente a esos sucesos fatales/ayudamos como Dios manda. En otro dice: “Como para ellos nuestro no, no es ‘no’/ Tampoco queremos saber que el sí es ‘yes’/ ¡Se hacen los sordos como el zorrino:/ Seremos mudos para lo inglés”. Volviendo sobre el tema canta: “Somos libres y no tememos/Ni a españoles ni a portugueses./¡Los orientales también tenemos/Laureles arrancados a los ingleses!”.

Luego de la Batalla de las Piedras sostiene “Inmensa habría sido la tragedia,/Si Artigas sólo pensara en la gloria”. Cuando el fin del sitio de Montevideo, el éxodo oriental, escribe que “Nos llevamos hasta el abuelo, para que no muera humillado”, y en otro “¡Adiós murallas montevideanas!/¡Nos iremos con fatigas,/Con nuestros ponchos de lana,/Pero volveremos con Artigas!”. Mientras Artigas forma la Liga de los Pueblos Libres (con las provincias de Córdoba, Corrientes, Santa Fe, Entre Ríos y Misiones), Lenzina se desempeña allí como Consejero del Protector de los Pueblos Libres.

Existe una controversia con respecto a la figura de Ansina, pues en 1936 se repatrían los restos de Manuel Antonio Ledesma por parte del Inspector del Ejército Mario Petillo, y se dice que son los de Ansina, y se los coloca en el Panteón Nacional. En 1951 Hammerly Dupuy publica varias poesías firmadas por Lenzina que había encontrado de manos de un anciano en Paraguay (1928, se trata de Juan León Benítez), corroborando que Lenzina es el verdadero Ansina. Tesis vuelta a corroborar en 1996 en Ansina me  llaman  y Ansina yo soy. Antón sostiene allí: “A  los   señores  eruditos   les  pido  recuerden como  fue en  realidad  la historia Don Joaquín Lenzina, negro, fue fundador de la literatura oriental y  padre de la patria vieja. Guitarrero, arpista, poeta y payador políglota, gestor de  ideas y aconteceres  junto a Don José,  Andresito y  tantos otros”

Justamente en un verso Ansina trae el recuerdo de Andresito (quien reconoce el magisterio de Lenzina sobre su persona): “Tu estirpe de pura raza guaraní,/Late siempre en tu corazón,/Con tu apellido Guacurarí,/Como símbolo de valor y pasión./Desde que Artigas te conoció/Como hijo del alma te adoptó”. Cuando los Diputados artiguistas son rechazados, con las instrucciones del Oriental, en la Asamblea del Año XIII, Ansina escribe versos para que esas instrucciones sean conocidas por todo el pueblo, “quedará lo que Artigas trazó, en la memoria de la Nación”. Saluda las victorias de San Lorenzo, Chacabuco y Maipú, y resalta también la relación con San Martín “Son Artigas y San Martín, los dos jefes en lucha. De uno Ansina fue su trompeta y del otro Cabral su ducho”.

Lenzina no calla las verdades ante los atropellos, así arremete contra el Directorio porteño: El infame jefe porteño,/Quiso dividir al pueblo oriental,/Poniendo en ello tanto empeño,/Que gastó en su compra, un dineral”. En otra poesía vuelve con el tema: “El Director envalentonado,/A la cabeza de Artigas puso precio/ ¿Acaso puede cortarse la cabeza/ De todo un pueblo que siente y piensa?”. Critica también en una poesía los libelos contra Artigas, confiando en el juicio de la historia, lo titula “¡los artiguistas no escribimos libelos!”. Hace un Canto al Triunfo Federal en Cepeda, y luego de la traición al Jefe Oriental esboza unos versos: “Enemigo, lo llamó,/De las Provincias Unidas,/Y también ofreció/Dineros a los Judas”. Luchador incansable, nos dice: “luchamos con denuedo,/Batallando así varias veces,/Por todo aquello que es nuestro”.

Cuando Artigas pide asilo para exiliarse en Paraguay, Ansina le dice: “Mi General, yo lo seguiré aunque sea hasta el fin del mundo”. Así lo hace, lo acompaña en los largos 30 años de exilio, viviendo en Ybiray. Ansina tenía 94 años al fallecer Artigas (contando éste 90 años). Acerca del exilio de Artigas expresa “Nuestro Jefe se alejó/No por salvar su vida, / En la cual nunca pensó,/Sino por salvar la idea”. y en otra poesía retoma el tema:  “Es con el corazón doliente/ Como la traición lo alejó”. Muerto Artigas, recuerdan los pobladores que Ansina andaba triste y ya no se lo veía cantar como antes, “¿Para qué he de vivir? Ya se murió Artigas. Ya no puedo reír al oír voces amigas”. Pasa sus últimos años, prácticamente ciego en la casa de Manuel Antonio Ledesma en Guarambaré (Paraguay) hasta su fallecimiento a los 100 años, en 1860.

 

Originalmente publicado en Revista Movimiento

 

Bibliografía

 

AA.VV. (1996). Ansina me llaman y Ansina yo soy. Montevideo: Rosebud.

Abella, Gonzalo. (2001). Mitos, Leyendas y Tradiciones de la Banda Oriental. Montevideo: Betum San.

Caula, Nelson. (2011). Artigas Ñemoñaré. Montevideo: Ediciones B.

Gortázar, A. (2006). Ansina: ¿un héroe en clave afro–uruguaya?. En Demasi y Piazza. (Comp.). Los héroes fundadores. Montevideo: CEIU.

Gortázar, A. (2014). Versiones de Ansina en la ficción uruguaya contemporánea. Cuad. Lírico.

Hammerly Dupuy y Hammerly Peverini. (1951). Artigas en la poesía de América. Bs. As.: Noel.

El siguiente espacio busca realizar aportes a la construcción de una sociología e historia en clave nacional-popular y Latinoamericana, que contribuya a la liberación nacional

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